Opinión
Switch 2 tiene un grave problema que puede afectar a sus ventas si Nintendo no lo soluciona
Ahondamos en la preocupante situación de las game-key cards de Nintendo Switch 2, explicando sus implicaciones y cómo pueden afectar tanto a usuarios como a desarrolladores.
Desde su anuncio, las game-key cards de Nintendo Switch 2 han copado muchos titulares, postulándose como uno de los elementos más polémicos de la nueva consola de la Gran N junto a otros como los “precios variables” o los 90€ de Mario Kart World. Aunque lo que ofrecen las tarjetas llave de juego no es “nuevo” precisamente, su anuncio sí ha sido lo suficientemente explícito como para que hasta el consumidor más desinformado clame al cielo por el retroceso que representan. Este aspecto es, precisamente, el que supone el mayor problema de cara a la viabilidad a largo plazo de Switch 2: si Nintendo no corrige el rumbo, puede afectar de manera negativa a sus ventas.
Las game-key cards de Nintendo Switch 2 son un grave problema para las ventas de la consola y para los desarrolladores pequeños y medianos
La primera Nintendo Switch tiene posibilidades reales de convertirse en la consola más vendida de todos los tiempos. En el momento en el que publicamos este texto, amasa unos 150 millones de máquinas vendidas en todo el mundo, solo diez menos que los 160 millones de la incombustible PlayStation 2, quien ostenta el puesto de honor. Ahora bien: el éxito de Switch radica no solo en su catálogo de juegos exclusivos, sino también en su grandísima oferta de videojuegos en formato físico.
La enorme popularidad de la consola, junto con el abaratamiento progresivo de las tarjetas de juego, hicieron que incluso el estudio más modesto se animara a lanzar versiones físicas de sus videojuegos, en lo que representaba una maniobra típicamente rentable. A esto hay que sumar la exposición y el impulso de ventas que, a día de hoy, sigue ofreciendo el tener presencia física en las estanterías de las tiendas junto a pesos pesados como Mario o Zelda.
Ahora bien, con Nintendo Switch 2, el panorama es muy diferente. Ya saltaron las alarmas a medida que se fueron revelando más detalles tanto del catálogo inicial de la consola como de los juegos que llegarán en los meses venideros: un porcentaje preocupante de los títulos de estreno tendrán versión “física” game-key card mediante. Estas tarjetas llave no incluyen el juego en sí, sino que son llaves de activación que, a través de internet, descargan los juegos completos. Es decir: es un formato físico que, en realidad, no es tal.
Se puede argumentar que representan una ventaja ligera con respecto a las versiones de código en una caja de los juegos: mientras que los CIAB (code in a box) solo pueden ser canjeados una vez, y se vinculan a una cuenta en particular, los juegos game-key card pueden utilizarse en un número indefinido de consolas o cuentas de usuario, lo que, además, posibilita su venta o que los prestemos a un amigo.
No obstante, hay una cuestión muy preocupante de fondo: como ya hemos aprendido por las malas con los sucesivos cierres de tiendas digitales como la eShop de Wii U y Nintendo 3DS o el Bazar Xbox 360, todo lo que dependa de servidores o internet está condenado a su desaparición eventual. Incluso aunque se asegure por activa y por pasiva que “podrás volver a descargar todo tu contenido incluso tras el cierre de la tienda”, la realidad es bien distinta, y a mi experiencia personal me remito. De cara al cierre del Bazar Xbox Live en julio de 2024, me topé con el ofensivo mensaje “contenido no disponible”, que me impidió descargar algunos de los juegos por los que pagué en su momento y que pretendía conservar en un disco duro de gran capacidad.
Es decir, las game-key cards de Nintendo Switch 2 son una bomba de relojería en toda regla. Lo que pretende ser una solución a caballo entre el físico y el digital, en esencia supone lo peor de ambos mundos: lo poco conveniente de que la tarjeta de juego deba estar insertada en el sistema junto con el hecho de que, en un futuro, todo el contenido de este formato corre un riesgo real de desaparecer para siempre. No se trata de “si desaparecerá”, sino de cuándo. Tic-tac. Esto hace que, en la práctica, sean arrendamientos a X años, tras los cuales, el contenido simplemente se esfumará y quedará inaccesible. Si no descargaste el juego antes del cierre de los servidores, adiós muy buenas: tu tarjeta llave queda inservible.
Aunque no han trascendido los detalles concretos, que muchas desarrolladoras que en la primera Switch apostaron por formatos físicos convencionales ahora se hayan subido al carro de las game-key cards parece tener una explicación si tiramos de suposición razonada. El tamaño máximo de las tarjetas de juego de Switch 2, un formato propiedad de Nintendo, es de 64 GB. Ahora bien, mientras que en Switch 1 Nintendo ofrecía tarjetas de distintos tamaños y precios —2 GB, 4 GB, 8 GB, 16 GB y 32 GB—, en la nueva consola solo estaría ofreciendo game-key cards y tarjetas de 64 GB. Videojuegos muy esperados como Yakuza 0: Director’s Cut o Sonic X Shadow Generations ya confirmaron versión de game-key card, lo que ha provocado un gran descontento entre los fans de estas queridas franquicias y de Nintendo en general.
O dicho de otro modo: esta estrategia para rentabilizar los soportes físicos perjudica activamente a los desarrolladores de tamaño pequeño y mediano. Incluso sin tener las cifras exactas, no tiene sentido que, por ejemplo, los creadores de un juego que solo ocupa 3 GB paguen un sobrecoste por lanzar su título en físico en tarjetas de 64 GB. En su lugar, decidirían optar por una edición game-key card o lanzar el juego únicamente en formato digital, una solución ostensiblemente más barata aunque menos conveniente para el usuario final al eliminar por completo la versión física al uso.
Por lo pronto, se sabe que los videojuegos first party de Nintendo como Mario Kart World o Donkey Kong Bananza vendrán completos en sus respectivas tarjetas de juego, así como algunos otros títulos third party como Cyberpunk 2077: Ultimate Edition. No obstante, esta maniobra de distribución representa un perjuicio en potencia para los juegos físicos de la consola. Si los estudios más humildes no tienen una alternativa económica para poder ofrecer lanzamientos físicos con garantías, el catálogo de Nintendo Switch 2 se resentirá. No se trata de lanzar cajas vacías o con tarjetas potencialmente inservibles en un futuro solo para que hagan bonito en la estantería, sino de asegurarse de que podrás jugar al juego físico que compras no solo hoy, sino también dentro de veinte años. Es una cuestión de derechos básicos del consumidor y de preservación del videojuego como medio.
Todavía hay tiempo y margen de maniobra para que Nintendo reconsidere su postura y ofrezca más soluciones de almacenamiento para los estudios que quieran colaborar con su nueva consola híbrida. Aunque en la actualidad las ventas de juegos físicos supongan un escaso porcentaje con respecto a las compras digitales tanto de juegos en sí como de contenido relacionado, sigue siendo un mercado muy lucrativo que no debería descuidarse en absoluto. Compañías como Xbox han ido abandonando paulatinamente al formato, llegando al extremo de que lanzamientos recientes, como Doom: The Dark Ages solo incluyen 85 MB en el disco en la edición de PS5. Por este motivo, la primera Switch es considerada el último bastión del formato físico.
Por los motivos aquí expuestos, y por lo que respecta a la hora de ofrecer al usuario la mejor experiencia posible, resulta tan irónico como incomprensible que Nintendo esté deshaciendo uno de los grandes pilares fundamentales sobre los que se sustentó el éxito de Switch. Solo el tiempo dirá cómo evolucionan los mercados y si Switch 2 llegará a tener un catálogo físico tan rico y variado como el de su predecesora. Crucemos los dedos. Y tengamos fe.